martes, 20 de diciembre de 2011

Muerte en el cine


**Basado en hechos reales


(Tono como si hablara el mítico Eugenio).

Vamos 4 amigos al cine, todos felices nosotros. En esas que nos acercamos al taquillero y le digo:

Alberto: Hola buenas, ¿me da 4 entradas para Maktub, por favor?
Taquillero: Muy bien, pero debo advertiros antes que la sala está a 17 grados.
Alberto y sus acompañantes ponen cara de: "No me cuentes películas".
Taquillero: Sí, es que la sala está a temperatura ambiente (afuera hace -56 grados). Nos da una explicación sobre que si la tierra es redonda y los polos chocan provocando masas de aire heladas...
Miro a mis 3 acompañantes: Bueno, qué coño, que 17 grados no son nada. Nos dejamos las cazadoras puestas y fuera. No creo que sea para tanto.

Los infelices compramos las 4 entradas y nos dirigimos satisfechos del botín a por la respectivas Coca Cola y palomitas sin las que el cine sería menos cine. El descuento por la bajada de temperatura asciende a cero euros con sus correspondientes cero céntimos.

Entramos a la sala. El panorama no puede ser más desolador. Dos grupos de tres personas, (un grupo a cada lado) se cobijan bajo unos aparatos de aire acondicionado ciertamente diminutos para el tamaño de sala. Intentamos hablar con ellos, pero tiritan tanto que no logran articular palabra. Creemos que han dicho algo así como: "escapad mientras podáis", pero no estamos seguros así que a lo nuestro. Se escucha un grito seco. Es uno de los espectadores agonizando porque su aparato se ha apagado. El de en frente, casi al instante descubre que el suyo también. Los del cine se lo ponen difícil. No van a dejarnos que veamos la película así por las buenas.



Vemos que queda un aparato de aire libre en la fila 6 que sigue funcionando. Nos sentamos ahí, miramos a los otros con una especie de "jodeos, que a nosotros sí nos funciona". Encendemos el aire al máximo...... el máximo significa que apenas alcanza dos metros la ráfaga de aire, comparable a la fuerza con la que soplamos unas velas. Acurrucados cuales bebés, comienza la película.

Alberto: Oye, pues no es para tanto, ¿eh? (casualmente soy el que está debajo del aire).
Julito: Date diez minutos y me cuentas.
Bayón: Menos mal que la Fanta la he pedido sin hielos...
Alberto: Joder, con 17 grados vas por la calle y no te pelas de frío.
Julito. Nos ha jodido mayo con las flores, mira el Grissom. Por la calle vas andando y entras más en calor.
Alberto: Naaaaaaaadaaaaaaaa, tonterías, estamos de puta madre.

La proyección avanza. Empezamos a removernos. No los vemos porque estamos a oscuras, pero intuímos que los dedos de los pies están enrojeciendo a gran velocidad.

Julito: Joder qué frío. Yo veo la primera hora de película y me voy a casa, que echan "Españoles por el mundo" y tengo la mantita.

Las risas hacen que recuperemos los 36 grados vitales necesarios para vivir.

Alberto y Julito: El problema es que hemos venido abrigados como si la sala estuviera a 24 grados, a quién se le ocurre (la bola de paja del desierto pasa por delante de la pantalla, se hace un silencio que sólo rompe un grillo con su "cri, cri, cri")

A la media hora, Bayón, con más aguante, en un gesto de supervivencia y de amistad, se quita su abrigo polar con el que pasaría calor en Alaska, y se lo echa por encima a Julito, que me mira como si hubiera ganado la Champions.

Julito: Tú calla, cabrón, que estás debajo del aire caliente.

Lo único que se me ocurre es sentarme encima del brazo del asiento para que me llegue el aire con más fuerza, pero fuera ya algo psicológico o real, yo el aire cada vez lo sentía más frío así que vuelvo a mi posición normal. Las primeras toses, los primeros "Rose (Titanic), sácame de aquí" hacen mella en los 4 valientes, que ya han perdido la fe en que no les amputen los pies. La hipotermia hace acto de aparición.

Bayón: ¡Aguantad que ya queda poco!

Y así, ya sin miedo a la muerte, terminamos la película, pero como no hemos tenido suficiente nos quedamos a ver los créditos.

Julito: ¡Pero queréis hacer el favor de levantaros! No me creo que os interese quién es el ayudante de cámara en esta película.

Entra el acomodador con su linterna tocando el silbato: "¡¡¡¿Hay alguien vivo??!! ¿¿¿Puede escucharme alguien???" - Y le dice a otro compañero: "teníamos que haber venido antes, les hemos dejado morir"

Lo oímos, pero no tenemos fuerzas para levantar la mano. Por suerte, Bayón hace acopio de su disciplina militar y saca de la nada y de su brazo helado una gota de energía que sirve para que el acomodador nos salve de una muerte segura. Los de atrás no pudieron aguantar. Aparecieron congelados. Aún recuerdo sus caras al empezar. Mi homenaje más sincero.

Así que, queridos lectores de este humilde y cálido blog, si alguna vez el taquillero os avisa de un problema del cine, hacedle caso, muy claro lo tiene que haber visto para no pasarlo por alto. Además, el concepto de "17 grados" es mucho más amplio de lo que parece. Nosotros caímos en la trampa, aprovechad nuestra experiencia y llevad bufanda y guantes, pero de los gordos, que yo acabé con los de lana y de milagro no me los puse de orejeras.


4 comentarios:

  1. Q grande alber......buenisimo. Te faltaba solo algo tipo nuncioMASTERCARD «Entrada al cine 5 euros; palomitas y fanta 6 euros; q en.el.cine haga mas frio q en la calle no tieme precio.....

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  2. No quito una coma, es tan cierto como que 2 y 2 son 4

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  3. buenisimo albertito!!! lastima no haberos visto salir del cine cual cubitos de hielo!!! jajaja. espero q os tomaseis un chocolate caliente xa entrar en calor, xq sino va a llegar mayo con las flores como dice Julito y vais a seguir congelados!!!! jajaja

    J.J

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  4. Jajajajaja. Peor que el cine de verano de la granja? Jajaja
    Ya puede llevarse 2 oscar la peli.
    Si soy yo asesino al taquillero!.
    Alonso

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